12.11.04

Cursos extraordinarios o la Cuba molona del bibliotecario.

Tengo una madre temporalmente coja, y una jaqueca camino de Madrid.
Tras arduas jornadas en la era digital, Noe, Raquel y yo, comprobamos que aunque parezca mentira, la difusión de la cultura está en las mismas manos que sujetan el ron con cocacola todos los viernes, las nuestras. Sí hay que cambiar el sistema, se cambia. Tenemos un viaje pendiente a la Cuba del Comandante, a ver si allí, me empiezo a creer lo de ser "técnicos de información".
Consecuencias del curso: Una tendencia esquizofrénica de Raquel a coger apuntes compulsivamente, un aumento considerable del fumeteo de Noe y un fanatismo repentino hacia los indígenas por mi parte. Encontré mi sitio hasta el próximo folleto que me de Noe, la Su se traslada al otro lado del charco para el próximo curso, ya os llamaré desde el Machupichu.
Coste del curso: 60 euros menos, un diskete, un par de carpetillas, un café con Frías y un regustillo a "desempleo" un poco mosqueante. Ay, la enseñanza pública... divino tesoro.
Como dírian nuestros ponentes: el problema es que no somos dinámicos y no le ponemos la suficiente música al botellón. Azúcar!!!

No hay comentarios: