Juegos vanidosos con el tiempo y con el espacio: Faulkner, Borges, etcétera
El descubrimiento en una novela de que el auténtico protagonista es la pampa, la selva virgen, el mar, la lluvia o la plusvalía.
Poemas, situaciones o personajes con los que el lector podría - ¡Dios nos libre!- identificarse.
Las descripciones vívidas, mundos llenos de ricos detalles físicos. Véase Faulkner.
Fondos, ambientes, climas. Calor tropical, borracheras, la radio, frases que se repiten como un estribillo.
Novelas en que la trama guarda algún paralelismo con otro libro. Ulises y la Odisea.
Libros que fingen ser menús, álbumes, itinerarios, programas de conciertos.
Cualquier cosa que pueda inspirar ilustraciones. Cualquier cosa que pueda inspirar una película.
Lo extemporáneo: escenas hogareñas en novelas policiacas, escenas dramáticas en diálogos filosóficos.
La expectativa. Lo patético y lo erótico en novelas de amor. Enigmas y crímenes en novelas policiacas. Fantasmas en novelas. La vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.
Adolfo Bioy Casares, lista completa aquí.